Contar una historia según Paul Schrader
El
arte es funcional, y el artificio es un dispositivo que sirve para
exponer e iluminar los problemas de cada uno, ponerlos en perspectiva y
aprender más sobre ti mismo y sobre los demás. El arte es tan funcional
como un cinturón de herramientas. Por lo tanto cada uno metodiza su
forma de trabajo.
No
es un juego. No es una diversión. No es algo que hagas cuando no tienes
nada mejor que hacer. Es trabajo, y la obra de arte es una obra como la
de cualquier artesano.
El arte expone, organiza, explica y pone problemas en perspectiva de análisis.
Los guiones tratan de personas. Debemos estudiarnos a nosotros mismos.
Cuando eso pasa, estudias la única cosa absolutamente original que conoces.
Es
lo único que tenemos para ofrecer. Debe de haber algo en tu vida que
sea único y tenga cierto valor en el instante de la creación. El
escritor debe mirarse a sí mismo, cuando se escribe sobre uno mismo, no
sólo estás diciendo en qué eres distinto a nadie o más importante,
estás diciendo de alguna manera qué eres igual. Porque al final, aquello
en lo que somos iguales resulta más fascinante que aquello en que nos
diferenciamos.
Debemos
examinar y afrontar los problemas personales más apremiantes para así
poder lograr nuestros cometidos con respecto a la escritura.
Las
artes tratan de lo prohibido, de lo no contado, de lo implícito, y, a
veces de lo inefable. Sea cual fuere el secreto oculto y espantoso que
creas tener, no es nada nuevo y lo comparte un montón de gente.
Primero, tienes que tener un TEMA, algo que quieras decir, no tiene que ser precisamente algo grandioso, sino algo que te preocupe.
Cuando descubras tu problema, piensa en una METÁFORA para él. Una metáfora es algo que ocupa el lugar del problema. No es como el problema, sino una variación del mismo.
Este
planteamiento se me ocurrió por primera vez con Taxi Driver, y el
problema era la soledad. La metáfora era el taxi. Ese chillón ataúd de
acero que flota en las calles de Nueva York, una caja de hierro con un
hombre dentro que parecía estar en el centro de la sociedad, pero que de
hecho estaba completamente solo.
Si la metáfora, es sólida de verdad, ésta es más importante que la trama, porque no es más que un conjunto de estructuras con variaciones.
Uno
de los problemas como punto de partida en la escritura es que primero
se piensa en términos de trama o en términos de metáfora, y así
invierten el camino. Esto es muy difícil de hacer. Una vez que tienes la
trama, es difícil infundir en ella un tema, porque éste no es una
expresión natural de la trama. Por eso se debe comenzar por el tema y no
por la trama.
La
metáfora es lo más difícil de encontrar. Una vez que se da con ella,
siempre sabrás dónde comienza el problema de la historia. Esto es muy
importante porque, a medida que escribes un guión, la trama, las
subtramas y los personajes te crean mucha confusión. Cuando te
encuentras con una escena floja que no lleva a ninguna parte, te
preguntas: ¿cuál es la fuerza que impulsa esta historia de principio a
fin? Por eso es bueno conocer la metáfora. Recordemos como ya hemos
dicho, ella es la representación de una cosa mediante su contrario.
Una
vez que te has decidido por una metáfora, se pasa al siguiente paso:
los rudimentos de la trama. Ni siquiera estamos hablando de escribir
todavía, pero la TRAMA es el tercer elemento en importancia. Así se ancla el problema en la metáfora y comprueba cómo surgen astillas en la trama.
A
medida que estudias la trama vas aprendiendo más detalles sobre la
verdadera naturaleza del problema. En el caso de Taxi Driver, había dado
por supuesto, que la historia trataba sobre la soledad. Es una trama
sumamente sencilla: el protagonista no puede tener la chica que quiere; y
no quiere a la que puede tener. Intenta matar la figura paterna de una,
fracasa; mata a la figura paterna de la otra. Esa es la trama. Pero al
desarrollarla descubres cuál era en realidad el problema. No era la
soledad, sino la soledad autoimpuesta. El problema era la patología de
hacer de uno mismo un solitario. Y es ahí donde entra la parte curativa
del arte, porque te das cuenta de que no eres en realidad una persona
solitaria, sino una persona que quiere soledad. Entonces empiezas a
entenderte a vos mismo.
Así
es como abordo yo la escritura. Creo que todos, si son sinceros,
reconocen que se enseñaron a sí mismos a escribir. Los guionistas leen y
luego comprenden cómo se escribe. No hay secretos. Sólo puedes contar
lo que a ti te ha servido. Tal vez el negocio del cine esté a punto de
desmoronarse. ¿Quién sabe? ¿A quién le importa? Pero las narraciones
sobrevivirán. Para mí, lo que importa es contar historias y mientras
tanto explorar la propia.